Miércoles 04 de octubre del 2023
Boletín I- 2023 Observatorio de los Estados Unidos
Elecciones 2024 y Política Migratoria en la administración Biden
Eugenia Aguirre, Stuart Chavarría
Estados Unidos está experimentando una serie de tensiones y presiones tanto internas como externas. En el ámbito interno la creciente polarización entre demócratas y republicanos han imprimido complejas dinámicas en la carrera presidencial. En el caso de los demócratas se han tenido que enfrentar a duras críticas contra la política económica de la actual administración, el manejo de la frontera sur y la capacidad del presidente Biden para asumir un segundo mandato. Por su parte, desde el ala republicana se ha establecido una encarnizada batalla por ver quién puede destronar a Trump de su posición privilegiada en la carrera por la candidatura demócrata. Por otro lado, a nivel externo sostiene una guerra comercial y tecnológica con China que lo ha obligado a adoptar una política comercial proteccionista y estrechar relaciones con socios estratégicos para frenar la influencia geopolítica China.
Bajo este marco, el presente boletín se concentra en explorar brevemente dos aspectos: 1. El inicio de la carrera presidencial en el marco de los próximos comicios electorales en Estados Unidos; y, 2. El endurecimiento de la política migratoria en el marco de una creciente ola migratoria. Por último, se aporta una reseña sobre el reciente conversatorio, denominado “La relación China y Estados Unidos: Tecnología y 5G”, el cual contó con las participaciones del Dr. Constantino Urcuyo, catedrático de la UCR, y el ex embajador en China, M.Sc. Marco Vinicio Ruíz
El inicio de la carrera presidencial
Durante el primer semestre de 2023 se abrió la carrera electoral en Estados Unidos de cara a las elecciones presidenciales de 2024. Pese a que deben transcurrir todavía 14 meses para la elección nacional, los partidos políticos inician un largo proceso de cara a las elecciones primarias y asambleas o “caucus” que les aseguran los delegados para confirmar a su candidato o candidata presidencial.
Tanto en la contienda demócrata como la republicana, diversas personalidades han manifestado su interés de competir a lo interno de sus partidos por la candidatura presidencial. En el transcurso de los próximos meses discursos, mítines, y actividades de las candidatas y candidatos de ambas agrupaciones se dedicarán a convencer a los propios. Pese a ello, cada partido enfrenta coyunturas distintas, que repasamos en este boletín que inaugura el proceso electoral.
En el frente demócrata el anuncio de la intención de reelección de Joe Biden marcó el terreno, esto debido a que destacó el valor de la libertad y la defensa de la democracia, con una crítica directa a seguidores de Trump. Bajo el lema “Terminemos el trabajo!” retoma en su anuncio la consigna de 2020 sobre la batalla por el alma de la nación. En el video del anuncio aparece acompañado de Harris quien sería su compañera de fórmula a la reelección.
En su primer mitin político en Filadelfia, puso sobre la mesa los resultados de su política económica a la que tituló “Bidenomics” concepto que a pesar de los relativos buenos resultados no ha calado en el votante estadounidense según una reciente encuesta. Economistas, encuestadores y oficiales buscan explicaciones al porqué las y los votantes no le dan crédito a Biden por la situación económica del país. En particular, este pesimismo se explica debido al temor por un inesperado declive económico, el descontento de republicanos contra la política económica de Biden y el deterioro de la clase trabajadora estadounidense afectada por la inflación y con el miedo constante de una caída económica inesperada que podría dejarlo desempleado. Asimismo, persisten también preocupaciones alrededor de la simpatía de Biden con el votante no blanco, es decir, afroamericano o hispano.
Por otro lado, otro factor a considerar es que como Presidente en el cargo en búsqueda de la reelección, debe trabajar el alto porcentaje de desaprobación de su mandato que ronda el 56% de la población. Asimismo, le corresponde sortear los cuestionamientos a su edad y estado de salud, además de los asuntos de la política interna estadounidense que se desarrollen conforme avance la campaña.
Ahora bien, en el frente republicano doce aspirantes buscan destronar a Donald Trump de su candidatura presidencial mientras el Ex Presidente afronta cuatro procesos judiciales por distintos cargos. De ellos sólo ocho lograron superar la base mínima de simpatizantes para participar en el primer debate realizado el pasado 23 de agosto.
Se enfrentan en la contienda contra Trump: el gobernador de Florida, Ron DeSantis; el empresario y novato en la arena política Vivek Ramaswamy; el exvicepresidente Mike Pence; la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley; el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie; el senador Tim Scott; el exgobernador de Arkansas Asa Hutchinson, y el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum. En este trabajo del NYT se pueden conocer las posiciones de los distintos precandidatos presidenciales en temas como aborto, China, cambio climático y otros. En concreto, se ha observado que el enfrentamiento a lo interno de la contienda republicana gira en torno al liderazgo de Trump, quien sostiene el apoyo de una importante parte de la base republicana. Según la encuesta realizada por CNN Trump posee al menos un 52% de la base de votantes republicanos y simpatizantes del partido, DeSantis le sigue con tan sólo el 18% de popularidad.
La observación debe realizarse en torno a si alguno – o algunos- de los precandidatos tiene capacidad de plantearse como el principal contrincante de Trump, para destacarse del grupo. Al respecto existían importantes expectativas sobre el Gobernador de Florida Ron Desantis, sin embargo ha tenido dificultades para crecer en los estudios de opinión y tuvo un deficiente desempeño en el primer debate. En el segundo debate, realizado el pasado 27 de septiembre tampoco fue posible visibilizar un contendor o contendora que se destacara entre la multitud.
Como en 2020, el escenario más probable es que Trump y Biden se encuentren nuevamente en la contienda, aunque a una proporción históricamente grande de las y los estadounidenses no les guste ninguno de los dos nombres en este momento y además, mantengan una visión pesimista sobre el futuro de su país.
El peso de una crisis: La administración Biden y el endurecimiento de la política migratoria
En Estados Unidos se manifestó un temor por el colapso de la frontera tras la eliminación del Título 42[1]. El Título había fungido como una herramienta jurídica importante durante la pandemia para poder contener los flujos migratorios. La seguridad que en materia de migración había obtenido el Gobierno estadounidense a través del Título 42 -y que temía perder con la derogación- se debía a que la medida impedía que los inmigrantes ingresaran al país para pedir asilo. De esta manera, se observa que el impedimento a la movilidad, que proveia el mecanismo legal, brindaba cierta “seguridad migratoria” al lograr impedir que se quedarán en territorio nortemaricano los migrantes mientras se resolvían sus casos. De hecho, esta eficacia de la norma se hizo patente al observar el alto número de migrantes que permitió expulsar. Durante el tiempo en que estuvo vigente (marzo 2020 a mayo 2023) el Título 42 permitió que más de 2.8 millones de migrantes hayan sido retornados de la frontera.
En este sentido, su cancelación ocasionó pánico entre algunos ciudadanos y círculos políticos, pues algunos grupos temían que la supuesta falta de medidas para enfrentar un posible aumento del flujo migratorio generaría una crisis migratoria sin precedentes[2]. El pánico frente a una eventual incapacidad de reacción del Estado, producto del supuesto vacío que dejaba la suspensión de dicha ley, llegó a tal punto que motivó al menos a tres ciudades a declarar estado de emergencia para poder contar con los recursos para enfrentar el posible colapso de la frontera.
Sin embargo, a pesar del temor generalizado, la realidad es que la cancelación del Título 42 no supuso una flexibilización, o una carencia de medidas migratorias. En realidad, el título 8 es un sustituto aún más restrictivo que el anterior, pues este permite expulsar a una persona que intente cruzar la frontera sin solicitud de asilo, así como permite prohibir su reentrada al país. Se dice que esta nueva norma es más estricta que la anterior porque a diferencia del título 42 esta contempla la posibilidad de enfrentar un proceso penal si el sujeto migrante vuelve a intentar reingresar al país.
Frente a este panorama, se observa una fuerte tensión a lo interno de la política nacional estadounidense entre demócratas y republicanos, pues mientras los primeros han tenido propuestas para realizar reformas más progresistas, como:
- El impulso a la Ley de Registro, que de aprobarse permitirá que los indocumentados que residen en Estados Unidos antes del 1 de enero de 1972 puedan pedir la residencia legal de manera permanente.
- El programa presentado por el senador Bob Menéndez, el cual contempla la reasignación de un nuevo Estatus de protección temporal (por su siglas en inglés TPS) para Centroamérica. Este programa incluye para los 12 millones de indocumentados un perdón (parole) humanitario que les permita trabajar legalmente, asimismo permite ampliar la regla provisional de asilo al resto de Centroamérica para que puedan trabajar legalmente en el país.
Por su parte, los segundos han hecho intentos por revivir la política de tolerancia cero de Trump[3] y endurecer la política migratoria en Florida, con la aprobación de la ley sobre inmigración (S.B. 1718), impulsada por el gobernador republicano, Ron De Santis[4], que entre varias cosas elimina todas las políticas santuario, entendida como “una ley, una política, una práctica, un procedimiento o costumbre que prohíbe o impide que una agencia del orden público cumpla con ciertas iniciativas federales, y coopere con los funcionarios federales de inmigración con respecto al acceso a prisioneros y órdenes de detención”.
En cambio frente a la polarización de ambos bandos, la administración Biden ha actuado con más cautela, pues siempre ha intentado dejar en claro que el tema de la migración debe ir dirigido hacia la regularización del flujo migrante, la gestión de una migración ordenada y los intentos por frenar la migración irregular. De hecho, se ha podido observar como se han ido perfilado una serie de medidas enfocadas en esta dirección. Por ejemplo, entre dichas medidas cabe mencionar:
- la Declaración trilateral conjunta de Colombia, Estados Unidos y Panamá la cual fija, detener el flujo de migrantes atraves del combate a las redes de tráfico y trata de personas en el Darién;
- la apertura de centros de procesamiento de solicitudes de asilo en países de Centroamérica y Sudamérica para iniciar o denegar los trámites antes de que los migrantes lleguen a la frontera con Estados Unidos y México, y supongan un problema para las autoridades norteamericanas;
- la presentación de un plan a inicio de año que pretendía negar la petición de asilo en la frontera, si el migrante no pidió protección en alguno de los países que atravesaron antes de llegar a Estados Unidos (Telemundo, 20 de febrero);
- la aprobación de una política de aplicación inmediata que prohibía que más inmigrantes de Cuba, Haití y Nicaragua cruzaran la frontera para solicitar asilo (Telemundo, 04 de enero);
- el acuerdo de nuevas políticas migratorias con Mexico ante el fin del Título 42, para que dicho país reciba y ofrezca permisos de trabajo y residencia a una mayor cantidad de migrantes expulsados de ciertas nacionalidades;
- el envió de 1,500 soldados a la frontera para controlar el flujo irregular; y,
- la intensificación de un nuevo sistema de procesamiento rápido de solicitantes de asilo. Asimismo, las recientes visitas de la general Richardson del Comando Sur, y otros funcionarios del Gobierno de los Estados Unidos, a latinoamérica siempre han tenido presente el componente de gestión conjunta de la migración.
A manera de cierre, la administración Biden en septiembre del 2023 se encuentra en una encrucijada, pues cada vez más sufre severas críticas hacia su gestión de la frontera sur en el marco de unas elecciones presidenciales cercanas, y en las cuales el control migratorio es una de las prioridades de los votantes republicanos y uno de los temas principales de los aspirantes a la candidatura presidencial del partido conservador. En virtud de ello, es entendible que gran cantidad de actores políticos critiquen la política migratoria.
Sin embargo, también se debe contemplar que ante dichas críticas, y la nueva crisis migratoria, la administración se ha visto forzada de manera simultánea a endurecer la vigilancia de la frontera con el año electoral a la vista. Por ejemplo, entre las medidas dirigidas a endurecer la política migratoria se debe mencionar el aumento considerable de la presencia de militares en la frontera, o los esfuerzos concentrados para expulsar familias que hayan llegado a Estados Unidos de forma irregular. De hecho, las autoridades han detenido a 91.000 inmigrantes que hicieron el viaje con algún miembro de su familia, siendo la cifra más alta registrada en cuatro años. Asimismo, este aumento de las expulsiones se hace patente durante la semana del 18 de septiembre del 2023, pues en ella la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos detuvo a más de 8.000 inmigrantes diariamente. Estos datos son reveladores y muestran el endurecimiento de la política migratoria en la frontera sur. Esto debido a que dicha cantidad contrasta con los 3.500 arrestos fronterizos diarios después de la implementación del Título 8.
Corresponde hacer seguimiento a cómo el proceso electoral estadounidense moldea las discusiones alrededor del tema migratorio, así como las diversas fuentes de opinión pública sobre la gestión de los flujos migratorios.
[1] Se trató de una autoridad sanitaria la cual impedía que los inmigrantes ingresaran al país para pedir asilo y se quedarán mientras se resolvia el caso. Este título permitió rechazar a los migrantes en la frontera amparándose en la prevención de la propagación del COVID-19.
[2] Según Troy Miller, comisionado de la Patrulla Fronteriza, citando cifras de Naciones Unidas, menciona que existen 660,000 migrantes en México que podrían llegar a la frontera, lo cual podría representar que el número de cruces podría doblarse, llegando a alcanzar entre 10,000 y 13,000 al día, tras el final del Título 42.
[3] Esta política está marcada por reducciones y severas restricciones a las solicitudes de asilo, detención obligatoria de familias y de menores no acompañados y un aumento de las sanciones por permanecer en el país más de lo permitido por el visado.
[4] Esta ley amplía los requisitos para que las empresas con más de 25 empleados usen E-Verify, impide a los migrantes usar licencias de conducir de otros Estados
Conversatorio: Relación China-EUA: Tecnología y 5G
Por Kevin Liptak, CNN.
El miércoles 27 de septiembre de 2023 en el marco de las actividades realizadas por el Observatorio de los Estados Unidos se realizó un conversatorio sobre la relación entre China y Estados Unidos, con las participaciones del Dr. Constantino Urcuyo, catedrático de la UCR, y el ex embajador en China, M.Sc. Marco Vinicio Ruíz. En específico, en dicho conversatorio se discutió sobre las tensiones geopolíticas que ha ocasionado la competencia tecnológica y comercial entre ambas superpotencias.
Con respecto a la estrategia comercial desplegada por Estados Unidos en el marco de la guerra comercial con China, el Dr. Urcuyo explico, siguiendo los apuntes del Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, que Estados Unidos está implementando una política comercial denominada tapia alta y jardín pequeño (“High fence, small yard”). Por tapia alta podemos entender una serie de políticas proteccionistas que buscan implementar mayores controles a las exportaciones de semiconductores e inteligencia artificial. Por su parte, patio pequeño hace referencia a la necesidad de proteger tecnologías esenciales para la seguridad nacional y para la competitividad económica internacional de los Estados Unidos. Dicha política tiene como objetivo proteger a los Estados Unidos de las crecientes capacidades chinas y asegurar el predominio de dicha nación en materia de innovación. Sin embargo, esta política ha recibido notables críticas por su excesivo proteccionismo, el cual según algunos analistas podría afectar la economía mundial, mientras otros consideran que las medidas no son efectivas ya que es necesario utilizar un enfoque más duro para enfrentar el desafío chino. Asimismo, también se ha planteado una política económica de-risking, o sea de disminución de los posibles riesgos en el ámbito de la economía mundial. En particular, esta estrategia ha estado relacionada a reducir los riesgos en la actividad económica internacional, diversificar las cadenas de aprovisionamiento, reducir dependencia de mercados externos (especialmente China) e invertir en medidas de mitigación de riesgos.
Estas políticas mencionadas por el Dr. Urcuyo se pueden observar en la creciente competitividad entre ambas potencias en el tema tecnológico, y las recientes relaciones entre los Estados Unidos y Costa Rica. Esto debido a que las constantes visitas de autoridades norteamericanas han intentado abrir la discusión sobre los potenciales riesgos de las inversiones chinas para el país. En este sentido, en el marco de esta guerra comercial entre potencias Costa Rica no se ha podido mantener neutral y ha entrado en la discusión al emitir un decreto que restringe la participación de empresas Chinas en materia de 5G.
Por su parte, el M.Sc. Ruiz apuntó sobre la necesidad de conocer a mayor profundidad la compleja sociedad que es China, pues no solo es un importante socio comercial, que brinda cooperación internacional, sino que también posee uno de los mercados más lucrativos a nivel mundial. Incluso Estados Unidos acepta esta premisa, pues, a pesar de la política “trumpista” contra China, el gobierno de los Estados Unidos en aquel momento -y ahora- necesita del mercado Chino ya que muchas empresas norteamericanas sostienen operaciones en aquel país.
El tema para un país como Costa Rica en medio de este conflicto, menciona el M.Sc. Ruíz, es que no puede optar por un bando en medio de esta guerra fría tecnológica. El país debe considerar seriamente cómo proteger sus intereses y pensar cómo mantener una neutralidad comercial en medio de la creciente polarización entre ambos países. Es decir, en esta guerra comercial, y relacionado con el 5G, Costa Rica debe proteger las grandes inversiones comerciales de Estados Unidos, sin embargo, no se puede guiar por presiones externas únicamente, pues también se debe priorizar los intereses propios. Asimismo, como país, planteó Ruiz, debemos mejorar las capacidades instaladas en materia de conocimiento y entendimiento de lo que representa China, pues no solo es un aliado comercial, sino que es también una potencia civilizatoria con una gran potencia cultural que debe ser entendida y analizada desde su complejidad.
Para ver completo el conversatorio en el siguiente enlace: https://fb.watch/nllI30uwxL/
Octubre, 2023